domingo, 6 de diciembre de 2009

5 de Diciembre, 2009

A las dos horas de habernos acostado, Spencer recibió el llamado de su enamorada, que desde londres mandaba su cristalina voz por onda satelital al teléfono en que escuchaba la oreja del susodicho. Fué una declaración sintética en que resumió el motivo por el cual habíasele ocurrido marcar el número en cuestión: “en una hora te llamo, vía cibernética, con una tarjeta ultra super pro max eco virtual, y ahí hablamos”.

Las ansias carcomían las entrañas del enamorado en cuestión, en cuestión de segundos Spencer se carcomió un buen desayuno y se conectose a internechi (luego de algunos intentos frustrados, se resolvió todo frustradamente bien), para esperar tal ansiada llamada de su amada enamorada macanuda.

De aquella espera las ansias
del hombrecito en cuestión
vieron pasar su momento
haciendo honor de virtud
paciencia le llamas tu
mas no halló suerte tal jumento
que soy este que les cuento
el relator de este evento
que se quedó esperando
ese timbrazo, el llamado
que por ser enamorado
la guardó en su pensamiento.

A las dos horas Spencer se encontró con Louis, quien le informó amablemente que por mensaje de texto había sabido recibir un mensahe en el cual la Macanaca informaba no haber podido conectarse a la internechi.
Por suerte había sabido aprovechar el tiempo de espera, en cultivar las plantas que darían los frutos de los cuales desayunaría aquella mañana honrosa, que lo motivaran inspirativamente para continuar el relato este que les escribo, queridos lectores, para alivio de la cucuza mocha.
El continuado con la maileada se dio sin inconvenientes administrativos varios, por lo cual se pudo continuar en ese tenor hasta la hora del segundo almuerzo (el primero fueron sobras del día anterior, festejadamente recibidas a esas horas), en que llegaron Carlos y Pepina y se dió lugar el rito sagrado de la luncheada a la chau fa.

Luego la otra sagrada actividad d la merecida siesta vespertina.

Al despertar Spencer no sabía ni si estaba en el cuarto anillo de compromiso de Saturno, o en la ciudad perdida de Atlantis.

La opacidad lunar hizo que me informaran de los próximos movimientos a realizar, es decir, a donde trasladaríamos nuestros sacos de piel y huesos en el tiempo futuro próximo primero. Y es así que al rato nos encontramos todos (Carlos, Pepina, Louis y Spencer) montados al bólido desplazativo diferente al de los picapiedras modernos estos lugares...
Todo comenzó al querer doblar una esquina sin pedir permiso al cordón de la acera o vereda correspondiente. Las ruedas viraron a fondo y encararon directamente hacia el borde de la calle. Siendo un giro tan cerrado, el auto terminó subiendo con la rueda delantera derecha el cordón avanzando un poco y cayendo luego; de esta forma quedaron ambas ruedas en la calle y la esquina amablemente insertada debajo del auto. Me explico shico?


He aquí el grafico essssplicativo correspondiente de la situación en cuestión.

Todos nos quedamos callados, pero el pensamiento general fue el mismo: “¿y ahora?, ¿que hacemos?”...
Hubo un intercambio de palabras e intentar mover el vehículo en cuestión retrocediendo. Gracias a Dios no había quedado colgando la parte del medio de auto en la acera, con lo cual se invirtió el sentido de los roles anteriormente citados en el relato y al carro salió ileso, sin otra cosa que una nueva anécdota para sumar a su carrocería.

Ingresamos al Mall del Sur en cuestión y procedimos a parquear (aparcar = estacionar) el mismo. Como es habitual en dichos lugares el amontonamiento de personas debido al calor reinante en el medio ambiente; lo que se hace es situarse cerca de un vehículo en que se estima que va a salir en breve (porque hay personas que están cargando bolsas en el maletero (baúl) de sus cuatroruedas; o porque uno ve que se han montado o subido al mismo... luego es todo uno, el auto sale y nuestro auto se mete antes de decir “esta trompa es mía”.
Apenas hubo tiempo de subir las escaleras eléctricas, cuando nos enteramos que a Luis y a quien les escribe ya los estaban esperando en el estacionamiento unos amigos del primero, como para continuar nuestro viaje. Descendimos de la escalera móvil y una vez subidos al nuevo vehículo partimos raudamente hacia lugares desconocidos por Spencer.


Todos los caminos conducen a Roma, dijo alguno; así es que fuímos hacia una casita roma de una amiga de Louis. Lo único es que hubo que llamar por esos aparatitos que toman la voz de uno y la escupen en el oído del que recibe la comunicación correspondiente; como para saber dónde quedaba la casa roma de la dueña. Una vez solucionado el conflicto ingresamos al sector en donde se encontraban reunidos varios apóstoles modernos, de una comunidad llamada Jarcia (Puedo haber sido garcía en un tiempo, pero al quitarle la h corta, la pronunciación desestimó lo convenido y quedó el nombre que hoy leemos, o nada que ver).
La reunión fue toda en oración. En dos palabras: impre sionante.
El modo convenido fué el siguiente. Se cantó una canción de entrada; luego se leyó un breve texto de Juan Pablo II; y más luego cada uno conversó con Jesús, agradeciendo, piediendo, alabando, ofreciendo... es decir, poniendo con el corazón las palabras que el Espíritu sopló en ese momento a cada uno. Por ejemplo: se agradeció por la vida, por las familias, por los amigos, el pertenecer a dicha comunidad donde se puede vivir como hermanos en Cristo; se pidió por cada uno de sus integrantes; se agradeció por las personas allegadas y queridas; se agradeció el don de la fe; algunos pusieron sus problemas en las manos del Señor, nuestro amigo y hermano; otros compartieron experiencias vividas... y así, todos y cada uno se tomó su tiempo para hacer oración y seguir poniendo su vida en manos de Nuestro Señor. Fue algo muy lindo, ya que me hizo sentirme como en casa, entre hermanos. Eso es el regalo de ser hijos de Dios, independientemente de dónde estemos.
Luego se procedió a tratar de resolver los aspectos prácticos de una representación que estaban preparando como grupo. También ingerimos algo de alimento y bebida.

A eso de las 22hs ya estabamos nuevamente en la casa, para pasar a buscar a los padres de Louis e ir a un festejo de cumpleaños de una tía (María Dolores).
Nos dirihimos a la casa, en donde se encontraban otros familiares en cuestión. Se cantó el feliz cumpleaños, las mañanitas, alguna serenata y alguna otra canción. Luego hubieron unas pequeñas palabras de cada uno hacia la agasajada en cuestión... en custión de instantes ya estuvimos todos sentados alrededor de la mesa haciendo honor a la rica comida que generosamente nos brindaron para compartir tan lindo momento.
Allí tuve oportunidad de conocer al dueño de casa, un hombre apasionado por el arte y el comercio. Coleccionista de una gran cantidad de obra de artistas famosos del Ecuador, de las cuales me mostró bastantes. Cómo buen apasionado me contó arte y parte de la vida de aquellos famosos artistas. Sinceramente algo muuuuy lindo poder conocer de la historia y las diferentes anécdotas de otros colegas ya reconocidos a nivel internacional incluso. Y allí mismo con ejemplitos de obras de cada uno. Fue como vivir un momento de cultura y enciclopedia, pero en vivo; y relatado por alguien que tiene el corazón puesto en ello. Eso es algo para rescatar y poner encima de la mesa. Es algo que como Spencer te recomiendo a ti, querido lector; haz como este buen hombre lo que hagas, poniendo el corazón en lo que te apasiona, y verás que la vida cobra otro sentido mucho más grande, mucho más pleno; y si además esto lo haces en Dios, eso es plenitud en serio.
También este buen hombre me ofreció la posibilidad de compartir con él eso que llevo en mi corazón e intento plasmar en mis obras. La Providencia se manifiesta nuevamente de forma grande y generosa con su hijito Spencer.

Al igual que estos días, al finalizar la velada, se procedió a la repartija de algunos de los integrantes por sus hogares y luego ir hacia el estacionamiento, parquear el vehículo y rumbear hacia el lecho dormitivo de cada uno.

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