domingo, 13 de diciembre de 2009

11 de Diciembre, 2009

Nos levantamos a eso de las y pico y nos fuímos bien tempranito al pueblo como para conseguir camarones de carnada. Los camarones reemplazan a la mosca en ciertas ocasiones, sobre todo cuando se afloja la mosca para obtener los camarones. Dimos unas vueltas y al final encontramos al flaquito que iba en su bicicleta con dos tachos llenos de camarones en el manubrio de la misma.

Nos hicimos a un lado del pueblo y nos fuimos más allá, junto a unos pequeños acantilados.
Tuvimos la playa prassssticamenta para nosotros. Nos aprestamos a desayunar unas galletitas, yogurt y chocolatada y nos pusimos a pescar junto a la olas con un par de cañas. Amenizaba la velada sin velas Louis con su guitarra. Bonita desayunaba y los demás pescábamos o hacíamos que...
Un par de ocasiones fallidas, de tiros y robos de carnadas por parte de los peces marinos; hasta que el pana Traverso pescó el primero. Por su tamaño y por el buen corazón de su pescante o baranda, se delclaró por unanimidad que sería devuelto a las aguas de donde provenía eceviche, digo, ese bicho.
Spencer se entrenó un poco en otro deporte, que consiste en realizar el lanzamiento propio de la pesca con caña, observar que el peso que hacía un ratito colgaba de la caña cae más lejos en el el agua y ya no aparece. Allí se pone cara de no entiendo, hasta que se nota que la tanza se cortó nuevamente. Allí el deporte cambia y se empieza a caminar buscando pequeños guijarros del tamaño y peso apropiado para armar la caña nuevamente. Es como un triatlón ya que se va cambiando de actividad de a ratos bastante seguidos, según el participante...

El Pana Traverso y Bonita se fueron a caminar por la playa para aprovechar el mediodía con sus sol correspondiente. Previo esto, el integrande de la mafia se hizo un tatuajena, o tatuaje con henna, tinta que dura un tiempito y se va de viaje luego. Spencer y Louis se metieron al mar para barrenar un rato, o lo que aquí se llama body surfing. Es como body painting, pero nada que ver. Jocelouis se quedó pescando, hasta que pico un bicho de mayor envergadura que el anterior.

En estos menesteres transcurrió el tiempo, hasta que decidimos proseguir con nuestro periplo.
Aquí es donde pasamos por la zona de selva arbórea que se pudo ver anteriormente a través de las obras de Servio Zapata. El viaje fue amenizado por algo bastante de reggaetón, acompañado por las palmas de los presentes, generando el típico clima de viaje divertido amenizado con palmas en contrapunto.
Avanzamos hasta la hora en que el bagre canta. A ese punto, alguno de nuestros bagres ahullaban, como descosidos. (la acepcia descocidos también puede ser validada para este caso serio).

En la plaza del pueblo nos sentamos en algo parecido a los comedores populares de Perú que genialmente compartimos con el otro mafia Traverso. Además del almuerzo correspondiente, se procedió a hincar el diente sobre el comoé de la pescación pretérita, y también sobre la fritura de los camarones. Un man-har.
Allí aprendimos otro término propio del lugar: “tener espaldas”. Essssplico.
José Luis fueron a comprar fruta (más propiamente mango) a uno de los muchos puestitos que se hallaban diseminados en la plaza. Mientras estaban esperando que los atiendan, se fue amuchando la gente detrás de ellos, como para comprar en el mismo puestito; aunque los puestitos de al lado no tuvieran clientes. Esssso es “tener espalda”.

Más luego fuimos pegando la vuelta, como para volver. Frenamos para sacar foto desde una montaña al pueblito con costa y botes incluidos. Luego seguimos rumbo a Olón, donde se halla el santurario de la Virgen. Un lugar donde una imagen (que pudimos ver) de María Rosa Mística lloró sangre. Se halla construido al borde de un acantilado y está dispuesto en varios pisos, donde se puede ofrecer el sacrificio de la Santa Misa al aire libre. El que está allí puede verse rodeado de la naturaleza, tooooooda la costa que surge de abajo mismo de la construcción. Es algo digno de visitar. En la nave principal superior se puede observar un enorme alto relieve tallado en madera, en donde está la Santísima Trinidad rodeada de una multitud de ángeles. Al Pie la frase de ofrenda: “Por Cristo, con El y en El; a Ti, Dios Padre Todopoderoso; en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos.”
Mucha talla en madera: Un Cristo crucificado; un Padre Pío; un San José con el Niño; un hombre (seguro un santo) con una espada que no puede reconocer... etc... etc. La imagen de la Virgen que lloró se encuentra en una capillita interna lindísima también. Allí estaba el Santísimo, así nos quedamos charlando con El un rato y después seguimos viaje.

Apenas bajar de la cuesta en donde se encuentra el Santuario nos apercibimos que salia bordeándola, un caminito, hasta la playa en la que habíamos estado pescando esa misma mañana inolvidable.

El viaje continuó sin mayores comentarios dignos de comentario, hasta que frenamos en otra playita, como para pegarnos un último vistazo playero por el momento. Allí descendimos por una escalinata algunos, o en culopatín otro y llegamos a una playa en donde nos sorprendió un espectáculo digno de contación.
Allá lejos muchos pájaros en el cielo. Albatros y gaviotas por doquier; enormes. Y descendía en picada sobre las redes de unos pescadores que acababan de terminar su jornada, o empezaban. Vimos todo el proceso de embotamiento de un bote en el mar, que se dirigió al lugar de los echos. Nos fuímos acercando para observar una multitud que en comunidad ayudaban a organizar el asunto de las redes, con sus jarcias correspondientes. Estirarlas, desenrredarlas; cada tanto tirar para arriba un pescado, que era “pescado” al vuelo por las aves voraces que allí había.
Nos acercamos más y Spencer fué invitado a subir al bote mismo como para tomar una foto a los lugareños que tan amablemente dispuestos se hallaban.
Nos quedamos un ratito ecuatoriano por esas playas marineras, y luego proseguimos el viaje. (aquí es más propiamente en donde se realizó el episodio de las palmas reggaetonianas. Episodio filmado y luego borrado por falta de fotos).

Le pegamos de largo, pasando por una zona en donde se pesca y recolecta sal muy cerca del mar. Se podían ver las máquinas excavadoras (hubieron sabido supir cavar en sus épocas) trabajan essstrayendo la sal y recoltándola en enormes montículos de color blanco (no sé por qué será).

Casí finalizando el periplo, siendo ya de noche llegamos a una ciudad-pueblo-no sé que parecía bastante importante (Libertad). Allí hubo algún intento de hablar internacionalmente, pero una tras otras, las cabinas dejaban de funcionar, como si se hubieran puesto de acuerdo.
Proseguimos hasta Salinas, Ciudad aledaña, en donde fuimos hacia las casa en donde se encontraban Carlos y Pepina.

Pepina se hallaba en pleno proceso de preparación de cangrejos. Los cangrejos están vivos y vienen atados con un cordel a una madera. Están en filita bien ubicados por el pescador o señor vendedor de donde se hallan comprados. Hay maderas que vienen con 11 o 12, otras con 15... y así.
Al sacarlos uno por uno, hay que hacerlo con mucho cuidado, agarrándolos de las pinzas (que curiosamente tienen tamaños desiguales), como para que no vayan a agarrar un dedo, ya que pueden llegar a cercenarlo (esto es como un deporte de riesgo, pero en la cocina).
Al meterlos en la olla y cocinarlos, cambian de color.
El ritual de la comida es otra cosa aparte. Se los va desarmando por distintas compuertas. Se va quitando lo no comestible y se deja aparte en una bandeja. Las patas y articulaciones se van desgajando como para saborear la carne interna. La cantidad es parecida a la que puede haber en el ala flaca de un pollo o de una pulga montés. Así que para comer una buena cantidad se precisa de vaaaaarios cangrejos. Cuando se dificulta quitar la carne de una; se procede a la machacación del cascarón que recubre la parte correspondiente, con un mazo de madera. Todo un ritual...

Más luego decidimos ir a dar una vueltita de despedida (ya que viajan a la mañana siguiente el pana Traverso y Bonita rumbo a Lima nuevamente).
Nos fuimos en dos vehículos hacia el malecón, en donde comimos maduro frito con queso, y esto a su vez, a la parrilla. Después caminamos junto a la costa. Me hizo acordar mucho a Punta del Este, Uruguay, la forma de la costa, los edificios; el amarradero de los yates al muelle; etc. Casi igual pero nada que ver. Volvimos a los autos y continuamos recorriendo la costa más hacia la punta de Salinas, el extremo más occidental del país y no sé si del continente (tendré que averiguarlo). No se puede ingresar a la punta propiamente, ya que es un punto estratégico para la defensa de la provincia de Guayas. Desde allí se protege la entrada a Guayaquil también.

Volvimos ya rotos, como para ir al sobre directo. Spencer y Louis ya estaban echos camarón del sol que tomaron cuando se bañaron a la mañana en la playa. El agua refleja tanto que tomates fue poco. Como había tanta luz no se notaba la quemazón... cosas que pasan diría Larralde.

1 comentario:

  1. Chucrú! Cuidate del sol querido! Muy buen itinerario playero! Te mando abrazo! :)Subite unas fotos cuando puedas.

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