viernes, 1 de enero de 2010

28 y 29 de Diciembre, 2009.

Suerte? mala suerte? buena suerte?... quien sabe!

Aquel 28 de Diciembre fue funesto para el ojo izquierdo de Spencer...

Todo transcurrió en la madrugada de ese 28, o la noche bien entrada del 27 por decirlo de otra manera...
Como buen chico, ordenado inherente en su personalidad, Spencer egresó de la casa en donde duerme con la bolsa de la basura de aquellos días. Dispuesto a tirarla en el tacho correspondiente. Como el tacho en cuestión lleva tapa, con la mano izquierda tiene que quitarla, en tanto que en la derecha puede tener la bolsa de residuos a tirar...
Esto hace que con el cuerpo tenga que empujar las ramas del árbol que está al borde del tacho del que escribimos.

La sorpresa vino de golpe. De un golpe de rama, pero no rama el Jaouhari, sino de la rama del arbol del que digo de pronto me aparece... redepente me saltó, como un flechazo. Se había estado tensando como un arco, hasta que decidió ir en busca de mi ojo... todo en cuestión de segundos. El chicotazo me agarró por monja-encarcelada (sor-presa), a mi ojo también... y le hizo saltar una partícula del mismo. De inmediato ingresé nuevamente a la casa a ponerme agua en el ojo.
Me seguía raspando algo entre el párpado y el ojo, o esa era la sensación... como no había podido quitarme eso que me raspaba por mi mismo, me dije que quizás al día siguiente se me iría. Y me acosté a dormir unas horas.

Al despertarme, el ojo con el coso raspante seguía como si nada. La sensación es muuuy incómoda, pero de las cómodas grandes digo; así que fui a casa de Macanuda tapando el ojo curcuncho (para que no molestase la luz). De allí juimos urgente al Hospital...

Por suerte no fueron muchas horas de espera... al llegar al lugar de inspección en cuestión me pusieron unas gotas que hicieron que en el acto se fuera toda molestia. Luego me pusieron otras gotas con un líquido color naranja, como para estudiar con la luz el motivo de la molestia del ojo. Allí fue que vieron el raspón sobre la córnea y me recomendaron una especie de crema para ponerme en el ojo varias veces por día.

Como el en-potencia-emérito amigo y Doctor Esteban Rey disfruta de su naturaleza oftalmológica propia de la institución en la que trabaja, acudí telefónicamente a su consejo expertil. Me dijo que no esperara dos días para acudir nuevamente al Hospital, sino que fuera al día siguiente para tener un seguimiento adecuado, para prevenir posibles infecciones... essétera.



Al día siguiente fue posible para Spencer hacerse ver por un doctor especialista en ojitud. El ojo había mejorado sorprendentemente bien, evolutivamente hablando.
También le dijeron a Spencer que su visión era 6/5, es decir, regioalpelo ojisticamente hablando...

Tendrá que ponerse la crema ojal por varios días, pero todo saldrá bien.

Todo esto motivo a la piedra filosofal de la neurona de Spencer a pensar acerca de un secreto que les voy a contar...

El secreto

El secreto esta en tratar de aprender de cada situación que se presente.
Por ejemplo: Hoy aprendí que una pequeña molestia en el ojo puede hacer que todo el cuerpo se sienta mal. .

Siento que Jesús debe de sufrir mucho mas todavía por cada una de nuestras faltas de amor, que lo que nosotros sufrimos en nuestro cuerpo. (no me acuerdo las palabras exactas, pero es un pensamiento del padre Pío alusivo al momento que nos compete)

A veces uno piensa que el tiempo es tan importante y que hay que aprovecharlo para lo que nosotros pensamos que hay que aprovecharlo, y terminamos desaprovechándolo en muchas ocasiones.

Uno se inquieta mucho si sufre en su cuerpo alguna herida o lastimadura pero no se preocupa tanto su la herida o lastimadura es en nuestro corazón o en nuestra alma. Le damos una importancia exagerada a nuestro cuerpo y no a nuestra alma, que la tenemos poco menos que abandonada, al igual que a Dios mismo. En vez de tenerlo en primero lugar, lo dejamos para lo ultimo del día, o a veces ni siquiera.

Cuando uno se da cuenta d q le falta algo, recién ahí le parece importante eso que le falta. Uno valora las cosas cuando las suele perder, como dice la canción

Tengo que aprender a valorar mas las pequeñas cosas que son grandes regalos de Dios. Empezando por la maravilla de vivir cada nuevo día. Respirar. Moverse, mirar, oler, sentir, poder moverse. Son enormes regalos, que nos damos cuenta la importancia que tienen cuando nos faltan…

Poder tener que comer, donde dormir, el poder dormir, tener con que vestirse, donde refugiarse. Cosas que damos por supuestas y que tantas personas no tienen en este mundo. Y no tomamos conciencia.

La alegría de poder escuchar. De poder hablar, reír, cantar...

Poder vivir las circunstancias que nos tocan junto a Dios, saber que no estamos solos.

¿Por que te inquietas, hijo mío, no estoy yo aquí acaso, que soy tu madre? Como decía la Virgencita de Guadalupe a Juan Diego ¿De qué inquietarse entonces?

El poder rezar con el corazón. El poder hacerlo en comunidad (“donde hay dos o mas reunidos en mi nombre, ahí estoy yo”)
Hoy pude rezar el Santo rosario con Macanuda. Que alegría. Que honor. Que sonrisa debe haber tenido María…

También pudimos meditar la Palabra de hoy, y justo hablaba sobre el sufrimiento, que a veces no entendemos pero que entenderemos en el cielo…

casualidad? causalidad? coincidencia? Diosidencia?
mala suerte? buena suerte?... Dios es mucho más Sabio de lo que podemos imaginar, dejemos todo en sus manos...

Hasta mañana, querido(a) lector(a). Pax!

PD:

pelicula recomendada: “Julie & Julia”

licuado recomendado: Frutilla, leche, crema, banana, jugo de naranja exprimido, hielo

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