Como congénere de la especie, me encuentro cálidamente gratificado de dirigirme en esta especie de perorata especial, condimentada con algunas especias distintas a las que comían las spice girls.
Hace poco tiempo he tenido el gusto de visualizar la película "seven pounds" (no sé el título que le habrán puesto en castellano), pero para todos los que quieran practicar su inglés, una porquería de película... muy buena!. Y para quienes quieran verla, mirarla, oc-servarla, o vicharla simplemente... tendrán que tomarse el especial trabajo de googlear la peli, y averiguar su nombre en español... pero vale la pena.
Spencer ha estado últimamente muy ocupado, en eso que se llama aprendizaje, orientado hacia la anatomía artística... con lo cual ya está capacitado para diferenciar un hueso de un músculo, si la ocasión lo precisara. Fue tan intensivo como intentar inflar un globo a 100 bajo el nivel del mar; o soplar en contra del viento recién tirados del avión y antes de abrir el paracaídas y torceduras (el típico pomito que usted puede encontrar en su tienda más cercana).
Alternativamente respiró.
Las brisas transoceánicas lo llevaron, junto a la exquisita piara de gaviotas migrantes, a arribar a su querida Argentina por un tiempo... el suficiente como para tomar contacto con su familia, amigos, comidas... y... (lo mejor para el final) con su adorada princhi-pesa!
La sorpresa del arribo la tomo tan por sorpresa, que en el juego de la estatua, le habría ganado a cualquier pedazo de mármol que se preciara haber sido esculpido por Michelangello.
De todos modos, sobrevivió el momento, y hoy la tenemos vivita y coleando por las calles de la Capital de dicho país.
Como el tiempo transcurre segundo a segundo, o primero a ultimo si se quiere... es que paso a mostrarles algunos de los últimos mamarrachos que de alguna manera me han conmovido el espíritu llevandome a la realización de los mismos... espero que no se asusten...
He aquí una es-tatua pensativa, como no entendiendo que es lo que les estorba la vista.
El típico paseo por los Costwolds, que vendrían a ser como un Disneyworld, pero nada que ver.
O los niños comedores de cráneos de libélula, jugando en Trafalgar Square, punto indiscutido de visita de los turístas que por allí rectangulean.
De todos modos, simplemente quería comentar esto, para que no piensen que pienso que ya pensaron que no iba a comentar algo como eso, pero igualmente lo dicho, dicho está (como bien decía este hombre tan, pero tan famoso, que su apellido quedó registrado en el comoé).
Les mando a todos un cálido abrazo, pero más a los que andan con chuchos de frío (aunque creo que chucho está de viaje).
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